¿Qué hay de bueno en detener el tiempo?
El vuelo del tiempo. Pararlo, aunque solo sea un instante y observarlo. Admirar la belleza de unos segundos que ya se han perdido para siempre. Del mismo modo que observamos con pasmosa admiración el goteo constante de un grifo. Perdiéndose en esa pequeña inmensidad de agua, la suma de miles de millones de lo que un día fueron diminutas gotas. La vida también es la suma de miles de pequeños instantes, momentos con los que están cimentados. Nuestra memoria depende de ellos. Por eso nos esforzamos en captar los instantes. Para ayudar a nuestra memoria a volver a recrearlos en nuestro interior. Intentar capturar los destellos de una vida. Capturar la luz e introducirla en el bolsillo.